viernes, 4 de julio de 2008

1º historia larga.Demonio:

¿Cuando pasó? No lo sé. ¿Cómo? Tampoco. Sólo sé que al despertarme todo era distinto, mi habitación, el aire que me rodeaba, todo había cambiado aunque no sabía ni podía explicarlo.

Todo seguía igual pero con pequeñas diferencias. Mire a mi alrededor y todo estaba igual que como lo había dejado la noche anterior. Me levanté de la cama, me asomé a la ventana y miré el exterior. Lo vi...la fuente de mis extrañas sensaciones de cambio. Todo era completamente distinto a como lo vi por ultima vez. Todo...todo estaba destruido, como si hubiera habido una gran tormenta que lo hubiese barrido todo. Parecía como aquellas imágenes que aún quedaban en mi mente de todas las batallas en las que luché por el bien de mi país... ya no quedaba alma con vida hasta donde llegaban a ver mis ojos...estaba sólo...

Con un poco de valor, busqué mi armadura entre todas mis cosas, me armé con mi espada, enganché el escudo a mi espalda, y salí en busca de respuestas. Busqué sin cansancio en todo el perímetro en el que antes se situaba mi ciudad sin dar con nadie ni con nada que pudiera darme respuestas a tantas preguntas que asolaban mi mente.

Después de esperar varios días por si alguien regresaba, decidí abandonar mi hogar, que sin saber como, había evadido este misterioso suceso. Pasaron varios días hasta llegar al pueblo más cercano. Todo estaba normal. La gente sonreía, cantaba, y trabajaba como en un día como cualquier otro. Le pregunté a varias personas si sabían lo que había sucedido en mi ciudad, pero ninguna sabía nada. Los únicos que podían saber algo sobre lo sucedido eran los comerciantes, pero no tenían trabajo desde hacía semanas debido a una enfermedad que asolaba el norte del país, así que mis esperanzas de saber algo quedaron en el olvido.

Lo único que podía hacer, era pagar una habitación en la taberna del pueblo y seguir a la mañana siguiente mi viaje.

A la mañana siguiente la sensación de cambio había vuelto a mi mente. Era igual que la otra vez. Rápidamente corrí hacia la ventana esperando ver el pueblo que deje atrás antes de cerrar los ojos, pero...fue todo lo contrario... no quedaba nada....todo estaba destruido...

No podía soportarlo más. Dos veces había esquivado la ola de muerte que al parecer me perseguía, y por alguna extraña razón me dejaba con vida. No sabía qué hacer. ¿Era yo especial? ¿Tenía yo algo que el resto no? ¡No lo entendía! ¿¡Por qué yo!? ¿Por qué no otro? ¡Ya no lo soportaba! Lo único que me quedaba por hacer era seguir hasta la ciudad más cercana e intentar averiguar algo.
Pero nada cambiaba...todo esto sucedía pueblo tras pueblo una y otra vez...ya había perdido la cuenta de cuantas veces había sucedido...de cuantas veces veía tanta destrucción.

Hasta que llegué al pie de la montaña del destino, donde según se dice, vive un extraño anciano conocedor del futuro que tiene más de mil años y conoce más de mil historias sucedidas hasta ahora.

Tras varias horas subiendo por el largo camino hasta la cima, en el momento en el que se escondió el sol para dar paso a la luna y su noche, llegué a la cueva en la que vivía aquel anciano.
Ahí estaba él, sentado y mirándome como si supiera que iba a venir, como si me esperara. Me acerqué con cautela y al verle el rostro tapado por grandes cabellos largos y blancos como la nieve, me dedicó una sonrisa que no me daba ninguna seguridad.
Me señaló un pequeño almohadón mohoso que estaba a su lado. Me senté en el. El anciano se dio la vuelta y empezó a hurgar en una bolsa que estaba colgada en la pared de la cueva, de la que sacó un gran libro. Lo abrió por la mitad y rápidamente pasó varias páginas hasta detenerse en una de un color distinto al resto.
Esta página, según leyó, trataba de la leyenda de "Ala negra", un antiguo demonio que se alimentaba de almas humanas durante las noches, arrasando todo a su paso. Esa historia que me contó era justo lo mismo que sucedía en los lugares que yo visitaba.
Le pregunte varias veces donde se encontraba ese demonio, y cómo podía hacer para vencerlo y parar todo lo que llevaba persiguiéndome desde hacia ya varios años. El anciano me miró fijamente y levantando su frágil mano señalo la puerta de la cueva, y lentamente fue moviendo su mano alrededor de la cueva hasta que se quedó señalándome a mí.
No entendía lo que estaba haciendo, ¿por qué me señalaba? ¿Qué quería decir con eso?...
La respuesta a estas preguntas llegó en cuanto el anciano me dedicó otra sonrisa como la del principio. ¡No podía ser verdad! ¡Nada de esto podía estar pasando! ¡NO!...no... yo...no podía ser...
¡Yo no puedo ser ese maldito demonio devora-almas! No... Pero todo tenía sentido visto de esa forma...el porqué vaya donde vaya todo quedaba reducido a cenizas y el único que quedaba con vida siempre era yo...era lo único que me quedaba claro...Le pedí que buscara en el libro alguna forma de volver a ser normal, de sacarme el demonio que llevaba dentro y volver a ser el hombre que era antes.
El anciano levantó el pesado libro con bastante dificultad y me mostró una imagen en una de las páginas. Era como un intento de dibujar al demonio Ala negra. Debajo de la imagen había varios textos completamente ilegibles para mí ya que estaban en lenguas ya muertas y olvidadas en el tiempo. Lo único que podía entender era la última parte de la hoja, que explicaba que la única forma de vencer al demonio una vez dentro de un cuerpo, era el sacrificio del recipiente, en este caso, yo.
No… no tenía el suficiente valor como para quitarme la vida sin más..."Yo...yo…no puedo hacerlo".

Esas fueron mis últimas palabras para tranquilizar mi conciencia y abandonar la cueva antes de que el anciano se echara a reír. Desde aquel momento mi vida ya no significaba nada.

Tras varios años alejado de todo hombre y mujer, escondido en los grandes bosques del oeste, mi cuerpo fue cambiando hasta convertirse en la abominación que es hoy. Ya no soy un hombre, ya no soy humano, no sé lo que soy, lo único que sé es que cada alma absorbida durante aquellos largos años era un tiempo de vida que ganaba y que estaría sola en mi bosque durante muchos años mas, o hasta que algún héroe de suficiente valor y fuerza venga a mi bosque a darme muerte...aunque...no se lo pondré fácil...

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