jueves, 30 de julio de 2009

Skyline.

Se levanto de su silla al verse reflejado en la pantalla. Imagino un futuro no muy esperanzador y se fue hacia la ventana. Miro el paisaje, todo lo que le rodeaba. Miro hacia el cielo y se fijo en la línea final de su visión, el horizonte, aquel lugar al que nunca se llega. Tan lejos de todo. Tan cerca y a la vez tan lejos. Él lo veía como la línea del cielo que marcaba una meta. En ese momento su mente solo pensaba en volar tan lejos como pudiera, alejarse de todo lo que conoce y verse inmerso en un mundo desconocido, un mundo en el que se sintiera mejor. Alejado de todo aquello que no necesita. Estas y muchas más y variadas sensaciones invadieron su cuerpo creando un escalofrió que le recorrió de arriba abajo. El miedo de dejarlo todo atrás, de olvidarse de todo y emprender una aventura que nunca habría imaginado. Un viaje que no muchos harían. Un camino que no prometía nada. Un viaje armado con nada más que su confianza en que está bien hacerlo si él cree que es lo correcto. Su cuerpo no dejaba de temblar. A pesar de su confianza el miedo le invadía por completo. Pero a pesar de todo esto, su determinación era muy grande como poder detenerse apenas antes de empezar. Con una mirada firme hacia el horizonte dio el paso y empezó su gran aventura. Al poco de empezar, el silencio y la oscuridad lo envolvieron todo. Su cuerpo dejo ya de temblar y una pequeña lágrima recorrió por su rostro el último camino que él daría.

lunes, 20 de julio de 2009

!.

"¿Como estas, te encuentras bien?"

"Ah... mi cabeza.. ¿Donde estoy? ¿Como es que no estoy muerto?"

"Te saque de alli. ¿Recuerdas? Mi meta es matarte con una bala de plata. No puedes morir antes. Aun te quedan cosas por contar."

sábado, 18 de julio de 2009

Padre e hijo.

Él siempre se comportaba de una forma normal, nada fuera de lo común. Llegaba a casa, hacia sus deberes, se sentaba con toda su familia a ver la tele, cenaban, antes de dormir le daba de comer a su tortuga. Como digo, normal.
Hasta que un día no volvió a casa después de clases. Ese día no hizo sus deberes, no se sentó a ver la tele con la familia, no ceno, y por supuesto, no le dio de comer a su tortuga. Simplemente desapareció.

Al final, después de dos días volvió a su casa. Volvió como si nada hubiese pasado. Llego, hizo sus deberes, se sentó con la familia a ver la tele, ceno, le dió de comer a su tortuga y se fue a dormir. Nadie le pregunto nada. Simplemente lo dejaron pasar, como si nada hubiese pasado.
A la mañana siguiente se fue a clases, volvió y repitió su rutina durante los siguientes días sin ningún error. Todos parecían extrañados, no entendían lo que estaba pasando.

Le preguntaban lo que hizo esos días, que es lo que le paso. El solo respondía que no paso nada, que acabo sus clases y que volvió a casa como todos los días.

El era un chico normal, como cualquier otro… bueno, excepto por algunos percances. Es algo descuidado, y tiene algo de buena suerte.

De pequeño, un día mientras salió a pasear al perro con su padre, pasaron mientras volvían por el jardín de su vecino, que por un accidente perdió el control de su cortacésped y acabo con la vida de su perro. A él también le alcanzó, pero solo le rozo el codo. Su padre que se había resbalado centímetros antes, lo llevo rápidamente dentro de la casa, pero solo era un rasguño, nada grave.
Años más tarde, salió de fiesta con sus amigos. Fueron a la montaña a pasar el fin de semana al lago del viejo lago. Según cuentan, una de las que allí estaban, bebió demasiado y dentro del coche, acelero y fue directa hacia él. Por suerte solo le rozo el pie, nada grave, salvo por la chica, que acabo ahogada dentro del coche. Al parecer no puedo abrir la puerta.

Todos estos acontecimientos y muchos más a lo largo del tiempo dirían que no es alguien muy común, y menos si mencionamos que a pesar de haber pasado varios años, sigue mostrando la misma apariencia que cuando tenía 12 años.
Pero según todos los del pueblo, el es alguien muy común. Alguien que no sobresale en nada.

Y volviendo al día de hoy, su padre le preparo un viaje sorpresa a la montaña. “Es un buen día para ir a ver el paisaje” dijo el padre, y juntos se fueron.

Pasaron tres días y el volvió, hizo los deberes, se sentó a ver la tele con su familia, ceno, le dio de comer a su tortuga y se fue a dormir.

A nadie le pareció extraño que volviera solo. Ni su padre ni el coche estaban. Se miraban los unos a los otros como alarmados, pero no decían nada. Se comportaban como si fuera un día como cualquier otro. Y así fueron los siguientes cuatro meses.

Ya era verano, y el y sus dos hermanos fueron a la piscina del pueblo. Estaba repleta, apenas había sitio dentro del agua. El y su hermano mayor decidieron hacer una carrera alrededor de la piscina.
Al cabo de dos vueltas de las cinco que habían acordado, su hermano mayor iba perdiendo. Al poco que faltaba por acabar, el dio un salto y detrás de él, su hermano mayor se resbalo con una pastilla de jabón que había en el suelo, cayó y se abrió la cabeza con la escalera.
Todo el mundo lo vio, pero por alguna razón siguieron como si nada. El sol se empezó a esconder y todos se fueron de allí. Nadie saco el cuerpo de su hermano de la piscina, durante toda la noche y los días siguientes floto por el agua hasta que un día sin más, desapareció.

Al cabo de dos semanas, su otro hermano apareció muerto en su cama. Nadie se alarmo, simplemente lo dejaron estar y al cabo de unos días, desapareció.

Extrañamente, la madre ya no estaba tan normal como todo este tiempo. Pasaron días en los que se encerraba en su cuarto a llorar durante horas. Nadie entendía el por qué. Se empezó a creer que por alguna razón había enloquecido. Muchos vecinos habían ido a verla, pero ella no hacía más que llorar la muerte de su familia.

Al final acabo por ser casi marginada del pueblo. Ya nadie iba a verla. Se quedo sola. Bueno, sola no. Aun lo tenía a él.

Un día, el bajo al comedor a desayunar, pero no había desayuno sobre la mesa. Busco a su madre por toda la casa, hasta que la vio sentada en su cama, mirando su tortuga.

“¿Qué haces mamá?” Le pregunto él. Aunque ella no respondía. “Mamá, ¿Qué haces?” Insistió. Pero en vano, no salía ninguna respuesta de los labios de su madre.
“¿Dónde está mi desayuno mamá?” Volvió a preguntar pero con la misma respuesta.
Ella simplemente se quedaba callada mirando a la tortuga. Al cabo de varios minutos de silencio, se levanto, se acerco a la tortuga, la levanto, y la apretó con todas sus fuerzas. La tortuga simplemente desapareció de sus manos.

“Mama, ¿Qué haces, donde esta mi desayuno?” Le volvió a preguntar con la tortuga en sus manos. Se acerco y la dejo donde estaba antes.

“Hijo… ¿Por qué no te mueres?” Le pregunto la madre entre lágrimas.

“¿Por qué dices eso mamá? ¿Te pasa algo?” Le respondió el mientras se acercaba a ella a secarle las lágrimas.

La madre alejo la mano de su hijo de su cara y le dijo “Dios está en todas partes, el lo ve todo, te ve a ti, sabe lo que haces, lo que estás haciendo, quien eres.”
“Lo sé madre.”
Le dijo con una voz tranquilizadora.

A partir de ese día no se les volvió a ver. Nadie recordaba siquiera como eran, como se llamaban, nadie les recordaba. Era como si nunca hubiesen existido.

Todo esto fue como un juego, ¿Verdad hijo?

-“Si papá.”

lunes, 13 de julio de 2009

A ciegas.

-“Está a punto de empezar, vamos dentro.”

Son las 7 de la tarde. Todos los días a la misma hora, los encargados de la seguridad de la ciudad cargan los cañones y disparan al cielo para intentar frenar al enemigo. Gracias a todo esto, ellos nunca se acercan a la ciudad, nos dejan en paz.

Durante toda la noche no se escucha nada más que los disparos de los cañones.
A la mañana siguiente, como todas las mañanas, todo está lleno de ceniza. Toda la ciudad se tiñe de un color gris oscuro, casi negro. Mientras voy al instituto los encargados de la salud de la ciudad dejan todo como nuevo. Se supone que dejan caer una especie de sustancia que se come la ceniza. O algo así, no recuerdo como era exactamente, solo sé que no es algo agradable a la piel humana, y que debemos estar bajo techo cuando lo utilicen.

En el instituto estamos a salvo de todo eso. Pero no es un lugar tan agradable como debería… digamos no tengo amigos. Desde pequeño que no consigo integrarme en el grupo. Cada vez que lo intento algo dentro de mi me detiene. Es complicado de explicar. Pero me da igual, una vez acabe los estudios me iré de esta ciudad y empezare de 0, en un lugar en el que nadie me conozca… una nueva vida…
Todo esto es lo que pienso. O más bien pensaba…

-“Hace mas de 400 años, el mundo como se le conocía dejo de existir. Según los documentos conservados de aquella época, el planeta recibió una especie de ataque desde el espacio. Aun no se sabe cómo fue, que nos ataco. Años más tarde, algunos supervivientes construyeron una cúpula. A esa cúpula se la llamo “Nido”. Y es en ese “Nido” en donde se construyo nuestra ciudad, y es ahí donde vivimos desde entonces. Para mantenernos a salvo, todos los días a la misma hora, lanzamos ataques hacia el espacio para mantener a quien nos ataco lejos de nosotros…”

Esto es mas o menos la historia de los últimos años resumida que siempre nos cuentan en la clase de historia.
Se supone que fuera del Nido el planeta esta prácticamente destruido. El cielo está cubierto de una enorme nube de ceniza y un aire toxico que destruye todo ser vivo. No sé muy bien como funcionan las cosas aquí dentro, pero tenemos electricidad y podemos cultivar nuestros propios alimentos. Así que prácticamente no nos falta de nada. Todo es muy tranquilo.
Cada cierto tiempo, un grupo de científicos sale del Nido a investigar los alrededores. Suelen volver con algunos objetos del pasado. Casi siempre son libros. Los objetos eléctricos quedaron prácticamente destruidos.

-“¿Estás seguro de todo ello? Dile a un niño durante muchos años, que aquella bola roja es azul, y acabara viéndola azul. Dile a alguien que algo malo está bien, y lo hará pensando que así es. Dile a una gran cantidad de gente durante varios años, que el mundo se acabo, que todo está lleno de ceniza y que una raza extraterrestre les ataca desde el espacio y ellos dispararan al espacio sin dudarlo.”

domingo, 12 de julio de 2009

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Imaginando lugares que no existen a los que poder ir.

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Devolviendo fuerzas con su ultimo aliento.

viernes, 10 de julio de 2009

Writing_Parte27.


-“¿Por qué… porque has tenido que acabar así?” Los ojos de 15 soltaban lágrimas como si de un rio se tratase, apenas podía entenderse lo que decía.

-“¡Shhh! Silencio chicos por favor, intento entender lo que 15 intenta decirme.”

-“¿Con quién hablas… ¡Con quien hablas, no ve que no hay nadie ahí dentro contigo!?” Estaba fuera de sí…

-“¿Es que no los ves 15? Ahí, bajo la ventana esta Dom, a su lado sentado Tartos. Tiza esta a mi lado, bajo la puerta. Te están saludando…”

-“¡Ahí dentro no hay nadie! ¡¿Es que no te das cuenta? ¿Te van a matar?! Deja todo esto de una vez… por favor…”

-“No puedo hacer eso 15. Uno ve algo más allá de la mente humana común, y se lo trata de loco, se lo encierra en un manicomio, se le droga hasta que no aguanta mas y luego le quitan la vida como si de ganado se tratase. No 15… lo único que entiendo, es que aun no están preparados para esto. Una última cosa. Deje sobre mi escritorio, las historias que escribí mientras estaba aquí dentro. Recuerda que la meta que me propuse de pequeño no era inventar una historia, si no narrarla a medida que la vivía. Lo conseguí. Y llévate mi nombre a la tumba, o tíralo a un pozo, o lo que sea, con tal de que nunca se sepa. Yo he encontrado aquello que siempre busque, y si nadie me dejara vivir con ello, almenos permíteme morir junto a él. “

Nunca me gustaron los finales felices. Solo sirven para acabar con la vida de la historia. Son muy cortantes.



jueves, 9 de julio de 2009

Writing_Parte26.


Los días pasaron y cada vez podía ver mas cosas de las que antes veía. Veía gente donde antes no había, veía cosas de todo tipo. Eso despertaba cada vez mas mi imaginación. Pero a la vez que la imaginación aumentaba, mas crecía la palabra locura en los labios de todos aquellos que me rodeaban. Por primera vez en toda mi vida había alcanzado aquello que tanto anhelé durante toda ella. Conseguí llegar a ver la realidad que se escondía tras las paredes de la ceguera humana, aquello que nadie ve. Mi estancia en este sitio de locos fue una gran aventura, todos los días pasaba algo que me dejaba boquiabierto. El precio a pagar fue mi propia vida. Al parecer no sabían que hacer conmigo, y lo más humano que ellos pensaron fue quitarme la vida alegando que era un peligro para mí y para los que me rodean, que nunca mejoraría. Como si fuera un criminal, me matarían y me compararían con un criminal.