viernes, 1 de abril de 2011

Dientes².

Un miedo inmenso recorrió su cuerpo. Frente a ella se encontraba el cuerpo sin vida de la bestia. Lagos de sangre emanaban de su cabeza, de sus brazos. Sangre que pronto tiño sus pies. Sangre que se encontraba sobre ella. Sentía asco. No sabía lo que había pasado. Simplemente sucedió. Su cuerpo actuando por si mismo salto contra la bestia. Un odio infrenable emanaba de ella en aquel momento. Un odio que la controlo, que le hizo actuar de aquella manera. Un odio que le hablaba, que la guiaba. Con apenas fuerza en sus piernas, salió de la casa en ruinas. Avanzo hasta la entrada al jardín y se dejo caer sobre la columna. Frente a ella, a lo lejos, se encontraba el pueblo que tanta paz le brindo. Columnas de humo que se extendían hasta el cielo emanaban de él. No solo la familia con la que vivía, si no todos habían caído esa noche.
Se puso de pie y comenzó a andar hacia el pueblo. A medida que avanzaba, se podían oír aun gritos de los que todavía Vivian. Gritos que se iban apagando uno a uno con un súbito y desgarrador llanto. Los arboles se movían fuertemente a causa del viento. Los pájaros se iban del lugar. A cada paso. A cada grito. A cada segundo que pasaba el odio dentro de ella aumentaba. Los dientes comenzaron a agrietarse debido a la gran fuerza con la que apretaba su boca cuando llego a la entrada del pueblo. Un último grito se apago delante de ella. Sobre aquel hombre se encontraba una de aquellas criaturas de armadura, quien se levanto y giro la cabeza para centrarse en ella. La criatura sonrió mientras un trozo de carne colgaba de su boca. Un fuerte rayo cayó sobre un árbol dejando un resplandor que la cegó durante unos pocos segundos. Al volver a abrir los ojos, sobre los edificios se veía la figura de varias de las criaturas. Varias más salieron de entre las sombras. Decenas de aquellas bestias la rodeaban, acercándose paso a paso.
Con la mirada en el suelo, comenzó a caminar lentamente hacia uno de ellos. No quería verlos, no podía. Bañados en la sangre de aquella gente. Poco a poco aquel débil paso con el que andaba se fue transformando en uno más rápido. Se convirtió en un trote que alcanzo una carrera. Y pronto en una carrera mas allá de toda razón. Se convirtió en un leve parpadeo.
Cuando la bestia se quiso dar cuenta, la niña se encontraba en el aire a su lado con el puño hacia atrás, el cual cargo con todas sus fuerzas y le golpeo arrancándole la mandíbula y lanzándolo varios metros hacia atrás justo a la vez que volvió a desaparecer dejando una ondulación en el aire. Una bestia la vio sobre su cabeza un segundo antes de que una patada se la arrancase y volviera a esfumarse. Otra de ellas vio como una mano atravesaba su pecho mientras caía al suelo.
Sobre uno de los edificios, frente a la luna que apareció de entre las nubes de humo, apareció la figura de una niña. Comenzó a caminar y al tercer paso y creando otra ondulación en el aire apareció frente a una de las criaturas que aun no habían huido. En menos tiempo del que la bestia tardo en parpadear su vida termino.
Delante de las pocas que aun quedaban se evaporo en el aire. Las tres dejaron escapar un ligero suspiro de alivio antes de vomitar sangre y caer al suelo sin entender siquiera el por qué.

Aun así, sabía que no la dejarían huir sin más. Debería esconderse.