jueves, 30 de julio de 2009

Skyline.

Se levanto de su silla al verse reflejado en la pantalla. Imagino un futuro no muy esperanzador y se fue hacia la ventana. Miro el paisaje, todo lo que le rodeaba. Miro hacia el cielo y se fijo en la línea final de su visión, el horizonte, aquel lugar al que nunca se llega. Tan lejos de todo. Tan cerca y a la vez tan lejos. Él lo veía como la línea del cielo que marcaba una meta. En ese momento su mente solo pensaba en volar tan lejos como pudiera, alejarse de todo lo que conoce y verse inmerso en un mundo desconocido, un mundo en el que se sintiera mejor. Alejado de todo aquello que no necesita. Estas y muchas más y variadas sensaciones invadieron su cuerpo creando un escalofrió que le recorrió de arriba abajo. El miedo de dejarlo todo atrás, de olvidarse de todo y emprender una aventura que nunca habría imaginado. Un viaje que no muchos harían. Un camino que no prometía nada. Un viaje armado con nada más que su confianza en que está bien hacerlo si él cree que es lo correcto. Su cuerpo no dejaba de temblar. A pesar de su confianza el miedo le invadía por completo. Pero a pesar de todo esto, su determinación era muy grande como poder detenerse apenas antes de empezar. Con una mirada firme hacia el horizonte dio el paso y empezó su gran aventura. Al poco de empezar, el silencio y la oscuridad lo envolvieron todo. Su cuerpo dejo ya de temblar y una pequeña lágrima recorrió por su rostro el último camino que él daría.

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