Frente a nosotros, entre la ventisca, apareció la figura de un monstruo, que poco a poco se iba haciendo mas nítida, hasta que la vimos con claridad.
No era mucho más grande que nosotros, pero de todos modos no nos daba ninguna seguridad.
De las manos le salían varias garras afiladas como cuchillas, sus cuatro patas, sus cuatro brazos… no parecía un demonio del montón…además esos ojos… esos ojos negros como el azabache no dejaban de mirarme, a pesar de que no se veía nada dentro de ellos, estaban como vacíos.
-“Dom, tengo una idea. Tu solo procura salir corriendo en cuanto de lo diga, sigue el camino hasta el fuerte de las montañas, llega al templo y activa la puerta.”
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