sábado, 10 de julio de 2010

El artefacto 2,7.

-¡He aquí la gran Neila! ¿Satisfecho Tosar? – Le dijo desafiante Awan.

Tosar no contesto, simplemente se limito a observar la ciudad. Nunca hasta ahora la información que le era otorgada por sus observadores había sido errónea. Estaba inquieto.

-Debemos movernos, cerciorarnos de que todos están bien. – Le dije mirándole a los ojos.

-Muy bien, de acuerdo. Yo iré al trono, los demás irán por los alrededores. Tú puedes ir a buscarla si quieres. – Me devolvió la mirada.

Asentí con la cabeza y me fui corriendo hasta su casa. Estaba en al parte oeste, a poca distancia de la ciudad. No le gustaban las multitudes.

No tarde en llegar.

Aunque una parte de mi hubiera querido que nunca hubiera llegado, la otra se siente orgullosa de haberlo hecho.




-Señor, todo parece correcto. Todo está en su lugar.

-Muchas gracias soldado, puede retirarse. Y dígales a los demás que descansen.

-¡Si!

Nunca estuve tan aliviado en mi vida. Ver que mi tierra, la tierra de mi padre está a salvo. Es algo indescriptible. Algo único.

-¿Me había llamado señor? – Entro Ebastel.

-Si, viejo amigo, tenemos que hablar sobre lo que haremos a partir de ahora. ¿Mandaste llamar a Rilas?

-Si, mi señor. Pero no consiguen dar con él.

-No importa, dejémosle un tiempo. Empezaremos sin él. – Dije mientras ponía un enorme mapa en pergamino sobre la mesa.

-Disculpe que le interrumpa pero… ¿No quiere que llame al señor Tosar también?

-No – Dije tajantemente. – Después de lo que dijo, no puedo confiar en él. Quien sabe cómo estará después de lo que le paso, y ahora pretendía que creyera que Neila estaba destruida como Deshi… esconde algo.

No respondió.

-Si miramos este mapa y añadimos lo sucedido en Deshi, podemos ver el camino de los demonios. Desde aquí – Señale las montañas del norte. – Han ido bajando hasta Itlih. Todos los pequeños pueblos que se encontraban por el camino fueron ignorados. Desde Itlih saltaron hacia Deshi dejando Neila de por medio. Por mucho que lo mire, no entiendo lo que hacen, en que se basan, que plan siguen. Aparte de estas dos grandes ciudades, también fueron atacadas tres aldeas del este. No tiene ningún sentido. Si pudieron con Tosar, con nosotros pueden de sobra. No tendríamos ninguna posibilidad… El por qué nos saltaron se escapa a mi imaginación.

- ¡Señor, hay fuego en la ciudad! – Entro uno de los soldados de Tosar gritando por la puerta.




-Mierda Frizt, hemos llegado tarde otra vez. Nos llevan ventaja.

-No te preocupes, aun quedan demasiados sellos por encontrar.

-¿Sientes el siguiente? Espero que no ande muy lejos. Quizás podamos llegar antes que ellos.

-Lo siento, si. Se mueve hacia el este, hacia…

-¡Neila! – Grite - ¡La hemos cagado Frizt, era el!

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