Poco a poco uno va escribiendo cosas y a saber por que,si por aburrimiento o por simples ganas de mostrar lo que hace,lo sube a internet :P
viernes, 16 de diciembre de 2011
miércoles, 7 de diciembre de 2011
Manifestación.
- Ya casi es la hora. – Dijo por el móvil antes de colgar. Se ajusto el cinturón y el chaleco y comenzó a caminar hacia delante.
La sala estaba repleta de genta bailando al son del vals que tocaba la pequeña orquesta delante del la pista de baile.
A medida que avanzaba, las miradas se iban centrando en el, los murmullos, las risitas bajas. Su presencia llamaba la atención. Entre tantos hombres de etiqueta y mujeres con ostentosos vestidos, el con su chaleco oscuro y sus vaqueros resaltaban como la Luna en la noche. Poco a poco todos se fueron girando hacia él, hacia su andar rengo, su mirada perdida en el centro de la pista de baile, en sus balbuceos casi inaudibles.
Poco tardo en llegar al centro. Algunos de los que allí bailaban aun no se habían percatado de su presencia.
Varios metros por delante, se encontraba el Rey sentado junto a sus dos hijas, los tres le miraban extrañados mientras hablaban entre sí.
Se quedo quieto en el centro con las piernas estiradas, mirando hacia arriba, al cielo, a través del gran ventanal que se paraba sobre ellos. Estiro sus brazos hacia los lados, miro hacia donde se encontraba el Rey y grito: “¡Viva la republica!”
Se creó una explosión a su alrededor. Los que estaban junto a él en la pista de baile frenaron con sus cuerpos la metralla que llevaba escondida en los bolsillos del cinturón antes de caer secos al suelo. Los que estaban más alejados cayeron tras la onda expansiva que rompió el ventanal sobre ellos dejando caer los trozos de cristal sobre los cuerpos de los caídos.
Un caos de gritos y llantos inundo la sala, todos corrían desaforados hacia la salida más próxima a ellos.
Los cuerpos de seguridad corrían a escoltar al Rey el cual se encontraba en estado de shock. Tenía la mirada perdida entre tanta masacre, incapaz de articular palabra.
“Viva” Fue lo último que escucho antes de sentir el frio del metal sobre su cabeza y su consiguiente estruendo.
sábado, 5 de noviembre de 2011
miércoles, 27 de julio de 2011
Sky city.
-¿Cómo esta todo por aquí? – Pregunto el soldado que se acerco caminando.
- No te había visto llegar. – Suspiro el que estaba sentado sobre el banco. – Una de las pocas noches tranquilas. Nada de momento. Una guardia aburrida, aunque las prefiero así.
- Ya te digo. Pocas noches como estas hay, mejor disfrutarlas. – Se acerco al otro y le levanto tendiéndole la mano. – A dormir, ya me quedo yo el resto de la guardia.
-Venga, nos vemos mas tarde. – Le respondió mientras se alejaba y le saludaba con la mano.
El otro soldado se sentó en el banco, apoyo la cabeza contra la pared y dio un suspiro mirando hacia el cielo. La pared era dura, oscura y con un pequeño musgo que le crecía por todas partes debido a los años. Eso la hacía algo más cómoda.
-Mierda… - Dijo en voz baja cuando una fuerte ráfaga de viento casi apaga la pequeña fogata que tenía delante. Se levanto y la cubrió del viento con un trozo de cartón que había en el suelo.
Antes de volver a sentarse, un pequeño destello en una de las armas le llamo la atención. Se fue acercando paso a paso lentamente para no caer por el angosto pasillo hasta llegar al arma que estaba enganchada a la punta. Todo lo que le rodeaba era un precipicio oscuro sin apenas espacio para moverse. Aquel era de las zonas de guardia más pequeñas de toda la ciudad. Varios habían caído por ahí, pero no en una noche como aquella, en las noches tranquilas nunca nada pasaba, solo en las demás, las peligrosas.
Un débil ruido llamo su atención. Venía desde abajo. Se agarro firmemente al arma con una de sus manos, con la otra sujetó los binoculares que tenia colgando del cinturón y se dejo caer lentamente hasta poder ver hacia abajo.
Todo lo que vio fue un paramo desierto. El mismo de todos los días. Nada más que rocas y arena y tierra rojiza.
-No hay ni rastro de ellos, menos mal… - Dijo para sí mismo mientras se levantaba y volvía a ponerse de pie y dejo escapar otro suspiro. – Era cierto que era una noche tranquila al final. Y si no tú nos protegerías ¿Verdad? – Le pregunto al arma a su lado mientras sonreía. Una sonrisa que no tardo mucho en apagarse ya que sabía lo que aquello significaba. A las noches tranquilas como aquellas siempre les seguían noches tormentosas, noches difíciles.